Laura Moreno, autora |
La libertad sin oportunidades es
un regalo endemoniado y negarse a dar esas oportunidades es
criminal
Noam Chomksy en El beneficio es lo
que cuenta, 1999
Hace unos días leíamos en prensa
varias noticias relativas a nuevas medidas de reforma en la enseñanza
pública valenciana: la rebaremación de las bolsas de interinos, la reducción de plantillas en Primaria y la entrada en vigor del distrito único. Esta última, consagrada en nombre de la “libertad individual”, tal y como defiende nuestro concejal de Educación,
Daniel McEvoy -inspirado en sus raíces anglosajonas-, no puede
explicarse sin ponerla en contexto con las dos anteriores, sumadas,
por supuesto, a los recortes generalizados en la escuela pública. En
efecto, el nuevo decreto de admisión de alumnado favorece la
“libertad individual” para excluir. De acuerdo con las
declaraciones de McEvoy, “cientos de familias que optan por este tipo de enseñanza, no obtienen plaza”. Qué injusticia.
En una
ciudad donde cientos de familias sufren el drama del desempleo, de la
esclavitud sometida al pago de hipotecas abusivas, de la precariedad
y, en consecuencia, de un empobrecimiento generalizado que limita
enormemente los recursos humanos y materiales de las familias para la
educación de sus hijos... en una ciudad como la nuestra, el edil de
Educación mira por aquellas familias que, en el ejercicio de su
libertad -garantizada por su nivel de ingresos, claro-, quieren
llevar a sus hijos e hijas a colegios concertados, con descendientes
de familias que puedan permitirse repagar la educación. Entiéndanme:
gente de bien.
De todos es sabido que los hijos e
hijas de la gente de bien, una vez apartados del resto de niños y
niñas -que necesitan una mayor inversión de tiempo y recursos y
“ralentizan” el aprendizaje de inglés y otras cosas útiles en
estos mundos de dios-, parten de condiciones socieconómicas
favorables para el éxito escolar. De tal manera, los centros de
repago educativo cumplirán el proyecto futuro de Wert. Habrá
centros de élite que, por fin, sobresalgan en los ránkings y en los
informes “objetivos”, evaluados por esas empresas externas y
contratadas a dedo por Gobiernos en función de criterios de
“eficiencia”. Y estos centros recibirán más fondos públicos
como recompensa por su picardía: escoger al alumnado fácil
otorgando a las familias con ingresos más
altos libertad para excluir. Los centros públicos, sin embargo, verán sus plantillas de
profesorado disminuir a golpe de decreto-recorte y perderán a cientos de profesionales con gran experiencia docente en la rebaremación de bolsas de interinos. Y así se hará realidad la
premisa estrella de la derecha: la empresa privada funciona mejor que
la pública. Que de “pre-” no tiene nada; es una mera
consecuencia de la devaluación de recursos materiales y humanos de
las empresas públicas en una estrategia calculada para el
desprestigio y la posterior desmantelación de los servicios públicos.
En cumplimiento de los principios del
consagrado “libre mercado”, el PP valenciano, ilicitano y
cierta mentalidad anglosajona -si se quiere- se reservan la libertad
para saquear la empresa pública, porque garantiza bienes básicos
para la dignidad de las personas y excluye del negocio especulativo y
lucrativo a la educación y la sanidad, servicios por los que
cualquier ser humano aceptaría robos de la banca más inflados que
los de la burbuja inmobiliaria. Por la salud propia y de nuestros
seres queridos, por un porvenir para nuestros hijos e hijas... ¿no
estaríamos dispuestos a vender nuestra libertad a los bancos o a
contratantes a cambio de la más absoluta precariedad? Acaba
completándose así la perversión de esa “libertad individual”
de la que habla McEvoy, a través de la libertad (de unos pocos)
para esclavizar.
Laura Moreno
Secretaria de Comunicación de Joves d'Esquerra Unida Elx
Responsable del área de Educación de Esquerra Unida Elx